La Masturbación: Puerta a la Esclavitud

Verguenza

(Traducido con permiso por C. Alexander León)

Este artículo intenta ayudar a aquellos que desean vencer la masturbación y vivir libres en la gracia que está disponible en Jesucristo. La masturbación se puede vencer, hombres y  mujeres pueden encontrar libertad de ella, y vivir disfrutando de la obediencia que Cristo compró para todos los creyentes cuando Él murió en la cruz.

Hay una mentira que anda flotando en los círculos Cristianos de que la masturbación no es un pecado y que es aceptable en ciertas circunstancias.

Algunos creen que la masturbación es aceptable.

  1. Para solteros
  2. Para casados que tienen que estar por largos períodos lejos de su cónyuge
  3. Como prevención para no cometer crímenes sexuales

Uno de los miembros de uno de los cursos del ministerio “Setting Captives Free”, llamado “The Way of Purity”, nos envió recientemente un artículo escrito por un pastor sobre la masturbación. En su artículo, este pastor sin dudar recomendaba la masturbación para personas solteras de cualquier edad como un medio de “liberar el estrés”, para liberar presiones cuando se está lejos del cónyuge y para prevenir crímenes sexuales. Además daba instrucciones sobre cómo enseñar la masturbación a los niños afirmando sin ningún pudor que Dios nos dio la masturbación para poder disfrutar del “sexo antes del matrimonio”.

Yo desearía que este pastor viera algunas de las cartas de los que se inscriben en los cursos de Setting Captives Free de personas que se volvieron esclavos de la autocomplacencia de su carne por la masturbación, muchos incluso sin utilizar pornografía. Son esclavos de los placeres de la carne; incapaces de romper con un hábito que les impide caminar con el Señor. Como no pueden parar esta conducta, cargan culpa y vergüenza y frustración. Algunos que continúan en este hábito tienen dificultades para interactuar en situaciones sociales porque saben que tienen un secreto, un secreto oscuro y que son esclavos del sexo. Aún más, quisiera que este pastor leyera los testimonios de cómo estas personas, se despojan de la depresión, la paranoia y el estrés, cuando son libertados por Dios del hábito de la masturbación y de muchas otras impurezas sexuales asociadas.

Algunos Cristianos piensan que porque la masturbación no se menciona específicamente en la Biblia, Dios no considera la práctica o no práctica de esta actividad como algo importante. Pero, ¿Es esto lo correcto? ¿No dice nada Dios con respecto a la masturbación? ¿Es el hecho de que la palabra “masturbación” no aparezca en las Escrituras, es la forma en que Dios da su aprobación a esta forma de buscar auto-satisfacción sexual? Recordemos que la palabra “pornografía” como tal no está en la Biblia tampoco (aunque la raiz de esta palabra sí), pero existen principios bíblicos que tratan con la pornografía y con la masturbación. Lo mismo ocurre con la palabra “fumar” y con otros actos específicos que son pecados de la carne. Por esta razón no debemos pensar que se necesita la mención específica de una actividad para poder reconocer que tenemos que evitarla.

Aunque es cierto que la Biblia no usa la palabra “masturbación”, las Escrituras no nos han dejado en oscuridad en cuanto a si es correcto o incorrecto. La masturbación no es un “regalo de Dios” para una persona soltera ni un medio de evitar crímenes. Es simplemente un acto en el cual se le da gusto a la carne, un acto que además lleva a la esclavitud del pecado. Jesús dijo “todo aquel que peca, esclavo es del pecado” (Juan 8:34), y esto se aplica a cualquier área de auto-gratificación.

La masturbación nos hace comenzar a vivir cediendo ante los dictados de la carne y nos esclaviza a los placeres del cuerpo. Las Escrituras nos advierten con respecto a cualquier actividad de este tipo. “Porque si vivís conforme a la carne (cediendo a sus deseos), moriréis”, y nos dice cómo parar esto “pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carnes, viviréis” (Romanos 8:13). En realidad, la masturbación es una expresión de auto-gratificación y de auto-idolatría sexual. Es engañosa y esclavizadora. Miremos estas verdades de la Escritura:

“… así como para iniquidad presentásteis vuerstros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia.” (Romanos 6:19-20)

Este versículo nos enseña que cuando presentamos nuestros miembros al pecado, nos volvemos esclavos del pecado. Algunos dicen que la masturbación “alivia la presión” de manera que podamos funcionar cuando estamos lejos del cónyuge, o para detenernos de cometer actos sexuales peores. La masturbación solo “alivia la presión” temporalmente. La presión volverá a aparecer y la masturbación ocurrirá otra vez, y otra vez, y otra vez. Esto es esclavitud a la carne. Pero si ofrecemos las partes de nuestro cuerpo a la justicia, nos haremos siervos de la justicia. Por eso, si presentamos nuestros cuerpos en sacrificio vivo, al ofrecer nuestros miembros a Dios y ser esclavos de Cristo, tendremos libertad de la auto-gratificación.

Otro argumento que algunos levantan a favor de la masturbación es que es similar a comer mucho: si nos damos gusto en esto, nos volvemos esclavos, pero lo que necesitamos es aprender a controlar el apetito. De la misma forma, dicen, lo que hay que aprender es a controlar la masturbación y no esclavizarse. Masturbarse entonces no es más pecaminoso que comer. Pero hay un problema serio con este argumento: comer es biológicamente una necesidad. Si no comemos nos morimos. El sexo no es una necesidad biológica, es un deseo.

“Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.” Romanos 8:5

La masturbación fija nuestra mente en los deseos de la carne, y trae la desnudez para imprimirla en nuestra mente, desnudez y sexo. En cada acto de masturbación, esa imagen se va haciendo más y más intensa, convirtiéndose en un arma del diablo para en nuestra contra. (Considerar  II Corintios 10:3-5)

“…los que viven según la carne no puede agradar a Dios” Romanos 8:8

El problema de la masturbación es este: Si te estás masturbando, te estás dando placer únicamente a ti mismo. Tus acciones se vuelven desagradables a Dios porque están viviendo según la carne y te estás comportando como esclavo de la lujuria. Estás ofreciendo los miembros de tu cuerpo a la esclavitud, a la impureza y tu mente se enfoca en los deseos de la carne.

Hay una forma para ser libres de la esclavitud de la carne, y no debemos aceptar el argumento de que es “aceptable en ciertas condiciones”, porque si lo hacemos, estamos ayudando a que otros puedan caer en la esclavitud.

“Digo pues: Andad en el Espiritu y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espiritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiéreis”. Gálatas 5:16-17

¿Por qué es pecado la masturbación? Es pecado porque cuando lo hacemos estamos “satisfaciendo los deseos de la carne”, lo cual no deberíamos hacer si estamos caminando y viviendo por el Espíritu. Esto debe quedarnos bien claro. Si caminamos y vivimos en el Espíritu y si vivimos por fe, no vamos a satisfacer la lujuria de la carne.

“¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado”. Romanos 14:22-23

La masturbación es un pecado porque no proviene de fe. No es posible pretender creer las promesas de Dios de que me suplirá todo lo yo necesite (Filipenses 4:19), y la salida a cualquier tentación (I Corintios 10:13), y guardarme de caer (Judas 24), y al mismo tiempo caer en el pecado de la auto-gratificación. Esto no proviene de fe, es pecado.

La forma de ser libre de esto es rechazándolo por completo siempre. Conforme huimos de los pensamientos impuros, sumergiéndonos en la Palabra de Dios, y si estamos casados, disfrutando de intimidad con nuestra esposa, podremos caminar libres y alejarnos de la prisión del pecado. Si cerramos la puerta a la auto-gratificación, y ponemos un guardián, podremos ser libres, libres de verdad. (Juan 8:36).

Cuando las personas me dicen que “la masturbación no se menciona en la Biblia”, como si por el “silencio” aparente de Dios sobre esto, Él lo está aprobando, les doy la razón de que esa palabra no está en la Biblia y luego les ayudo a entender si Dios lo aprobara, entonces debería aparecer.  Por ejemplo, examinemos este pasaje.

“Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando”. I Corintios 7:8-9

Aquí es el lugar donde Dios debería mencionar la palabra masturbación o al menos hablar de auto-gratificación, si, como dicen, es una opción. Porque habría sido fácil para Pablo escribir “mejor es masturbarse que estarse quemando”. No, no hay mención de tal cosa o alguna sugerencia de que el placer sexual de la auto-gratificación sea aceptable. Cualquier acto de sexualidad que se realice fuera del matrimonio es una perversión, y debe ser evitado.

Con respecto a Cristo, Dios el Padre dice, “Este es mi Hijo, en quien tengo complacencia”. Y ¿por qué? Porque Él vivió una vida de obediencia hasta la muerte, y muerte de cruz. Y somos indignos de llamarnos discípulos de Cristo si no tomamos la cruz y le seguimos. Tomar la cruz significa sacrificar nuestra carne, no complacerla. Significa morir a uno mismo. Oh, ¡cómo necesitamos enseñar con respecto a la cruz de Cristo en estas circunstancias! La cruz nos muestra a Aquel cuya carne fue crucificada, no “controlada”. La cruz nos muestra que no debemos “aliviar la presión”, sino soportar hasta el punto de derramar sangre. Afirmar que la masturbación es aceptable “bajo ciertas circunstancias” es una negación de la cruz, porque los Cristianos deben seguir a aquel que murió a Su carne.

La verdad del asunto es que mucho más fácil crucificar por completo, que intentar “controlar”; porque cada vez que cedemos ante la carne, surgen pensamientos impuros que se fortalecen, haciendo que sea más sencillo volver a ceder la próxima vez. En verdad es más sencillo, con el tiempo, negarse por completo a la auto-gratificación que tratar de controlar nuestra carne. Las Escrituras no nos dan ningún mandamiento de “controlar” nuestra carne, pero muchas veces nos manda a “negarnos” y a  “crucificarla”.

Entonces, seamos prácticos en cuanto a este asunto. Muchos tenemos niños que se acercan a la pubertad y sabemos que se llegarán a masturbar. ¿Cómo trataremos este asunto?

Primero, debemos instruirles en cuanto a la cruz. Le digo a mi hijo que Jesús dio su vida por nosotros, y que ahora Él pide que demos nuestra vida también. Él presentó su cuerpo como una ofrenda al Padre y nosotros podemos, por el poder del Espíritu Santo, ofrecer nuestros cuerpos como un sacrificio vivo. Hablamos sobre Jesús que se negó a darle gusto a su carne cuando fue tentado por el diablo, y que su cuerpo fue clavado a una cruz. Del mismo modo debemos considerarnos muertos al pecado. Yo le hablo claramente con respecto a la esclavitud que la masturbación traerá, si presenta sus miembros al pecado. Le digo que los deseos que tiene son dados por Dios para que cuando esté casado pueda procrear, y no por razones egoístas. El entiende que seguir a Cristo significa que la masturbación no es una opción. Esto hará mucho más fácil para él, cuando venga la tentación, no detenerse a considerar la posibilidad,  en vez de analizar si debe o no controlarse en esta ocasión o ceder al impulso y deseo de hacerlo.

Finalmente, permítanme terminar con un testimonio que hemos recibido en el ministerio Setting Captives Free. Es de un caballero matriculado en el curso “The way of Purity”, [el equivalente a Libertad Pura en Libres en Cristo], este hombre es ahora libre de la esclavitud a la masturbación y este es su testimonio:

Mi problema comenzó cuando nuestro pastor de jóvenes me dijo que la Biblia no menciona la masturbación, de manera que Dios no debe condenarla. Nos dijo que siempre y cuando nuestros pensamientos al masturbarnos fueran con respecto a nuestra futura esposa, entonces no estábamos pecando. Mi masturbación comenzó despacio – lo hacía solo una vez a la semana o así. Me sentía culpable, sentía que estaba cediendo ante el pecado en vez de negar los impulsos de mi carne, pero mi pastor dijo que era una herramienta útil, y que servía para prevenir delitos sexuales si se usaba correctamente. Ingenuo como soy, le creí. Pronto descubrí que al ofrecer las partes de mi cuerpo a la auto-gratificación no hacía disminuir o aliviar la presión – todo lo contrario – entre más me masturbaba, más me hacía adicto a esto.

Honestamente no sé qué pasó – un día acababa de masturbarme al lado de una calle en una granja, por tercera vez en el día, cuando me vino ese reconocimiento de que yo era un esclavo de la masturbación. Lo que comenzó de una forma inocente, y con la total aprobación de una autoridad religiosa, me atrapó para convertirse en un vicio que logró opacar toda mi vida espiritual.

 Oh, cómo desearía que aquel pastor hubiera predicado la Palabra correctamente, aunque esto le volviera menos popular. Desearía que me hubiera explicado que a menos que me negara a mí mismo (en vez de gratificar mi carne) y tomara mi cruz diariamente, no podría ser digno de ser considerado Su discípulo. Me gustaría que me hubiera enseñado con respecto al principio de la esclavitud – que nos volvemos esclavos de aquello a lo que nos ofrecemos. Desearia que me hubiera dicho, limpia y llanamente, que es mucho más efectivo rechazar la masturbación de manera rotunda y completa – y saber que no es una opción para un Cristiano – que tratar de “controlarla” y solo utilizarla en ciertas circunstancias. Si solamente no hubiera usado la fácil y vieja salida: “la Biblia no lo menciona”; y en vez de eso me hubiera enseñado los principios de la Escritura.

 No estoy culpando a mi antiguo pastor; mi propio corazón engañoso se complacía en escuchar lo que él me predicaba, y soy responsable por mis propias acciones. Solo deseo haber tenido un hombre de Dios que me ayudar a aprender cómo negarme y cómo crucificar mi carne en vez de racionaliza y justificar mis actos.”

 Otra suscripción ingresó justo antes de completar este artículo. Este es un joven de 17 años que escribe:

Cada vez que siento la urgencia, no puedo resistir la masturbación. He intentado combatir esto por muchos años y, aunque he tenido algunas pocas victorias temporales, nunca he podido vencer por completo. Deseo vivir toda mi vida para Cristo, y esto no puedo lograrlo a menos que pueda vencer esto. Además, deseo mantenerme puro para mi futura esposa, y si continúo por este camino, se que eso no se va a cumplir”.

 ¡La masturbación es una puerta a la esclavitud! Quiero Dios conceder libertad en Cristo a este joven.

Sí, es posible ser libre de este hábito pecaminoso y debilitante. Por medio de la Gracia de Dios, podemos resistir al diablo y los impulsos de nuestra propia carne. Podemos venir a Jesucristo y recibir Su poderoso auxilio, y podemos dejar de robar el amor que le debemos a nuestra esposa y en vez de eso, aprender a recurrir a nuestra esposa como las Escrituras nos enseñan, de manera que podamos honrar y glorificar a Dios con nuestros cuerpos. Los que están solteros, de igual manera, deben abandonar una vida de auto-complacencia para volverse a Cristo, y encontrar en Él el poder en tiempos de necesidad. A través del poder de Cristo podemos vencer los poderes de las tinieblas que procuran hacernos esclavos. Hay libertad en Jesús, libertad verdadera, duradera.

Quiera Dios concedernos la gracia para escoger agradar al Señor ofreciendo nuestros cuerpos en sacrificio vivo, y recurrir a nuestra esposa si estamos casados, en vez de acudir a la masturbación.

Gracia.

Mike Cleveland

 

 

 

 

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En el año 2013 CNN anuncio del cierre de una organización internacional que por años funcionó como un ministerio cristiano orientado a alcanzar la comunidad homosexual, me refiero a Exodus International.

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¿La homosexualidad aceptada en la iglesia Cristiana?

En la época actual es bastante frecuente encontrarnos con Iglesias de distintas denominaciones que reciben de puertas abiertas a homosexuales y lesbianas sin condenar dicha práctica como pecaminosa.

Esta fue la situación que vivió un estudiante al mudarse de ciudad y visitar varias iglesia y ver que ahí recibían a tales personas con naturalidad.

Es muy interesante la opinión de Filósofo Ravi Zacarías al respecto

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Queda claro que no estamos en contra que la iglesia abra sus puertas a las personas que luchan con este pecado para recibirlas y presentarles con amor el mensaje de Dios, pero la verdad debe ser presentada y no tapada para tener más gente en la iglesia.

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La homosexualidad es pecado

Recientes estudios han señalado que la homosexualidad tiene un componente biológico. Es decir que hay personas que nacen con cierta inclinaciones hacia los de su propio genero. Sin embargo, el hecho de que existan deseos naturales, por el hecho de ser naturales, no los hacen moralmente permisibles ni los justifica para continuar en esa práctica, porque con la misma excusa puede defenderse el alcohólico, el adicto a las drogas y el homicida. Es decir, aquello que puede tener un componente natural (por ejemplo, inclinaciones homosexuales, o inclinaciones adúlteras) no deja a la persona sin responsabilidad y consecuencias ante la desobediencia y rebeldía a la ley de Dios. John Macarthur deja bien en claro que tanto la homosexualidad como el adulterio son pecado, pero además la homosexualidad tiene un componente antinatural. Nadie decide ser heterosexual, porque así nacemos, así nos creó Dios, en cambio sí observa ve un proceso creciente de desobediencia de parte de quien practica la homosexualidad o  dicho de otro modo, una falta de resistencia y negación a lo que dictan sus deseos.

«Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido» (Romanos 1:21)

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